El viernes pasado, aprovechando que no hacía tanto calor, nos fuimos mi hermana, mi sobrino y yo, con las bicis, por las inmediaciones de Hiendelaencina a ver tres minas. Una de ella, la San Emilio, se divisa perfectamente desde la Santa Teresa, mina y fundición, el conjunto de construcciones más emblemático y cercano del pueblo. En este mes de julio hizo un año que me instalé en este maravilloso pueblo. Pero el trabajo y mis dos piratas no me habían permitido empezar a explorar sus alrededores.
Salimos sobre las 18h30 y volvimos cuando ya anochecía. El paisaje y la luz me sobrecogieron: jaras, tomillo, piedras, rocas, montañas a lo lejos. La primera mina donde paramos fue la San Emilio: una construcción rectangular de ladrillo, detrás otra de piedra y un poco separada una torre blanca. En sus interiores no queda nada. Volvimos a coger las bicis y seguimos el camino, ancho y bien marcado. A unos 300 metros vimos a nuestra derecha una construcción, imponente, de piedra. Dejamos de nuevo las bicis y nos fuimos andando hasta ella. Se trataba de la mina la Fuerza. Es una construcción de piedra, circular y que conserva en bastante buen estado sus muros exteriores. El paraje es espectacular. Dimos la vuelta al conjunto, vimos el respiradero y su escombrera, enorme. Luego fuimos camino abajo porque a lo lejos veíamos otra construcción circular. Camino a la Mala Noche (es su nombre) nos topamos con una construcción tradicional para guardar el ganado. Una casa de piedra con tejado también de piedra. Desde dentro pudimos apreciar el entramado de madera, arcilla y hojas secas a modo de techumbre. Seguimos bajando hasta la mina. Sus muros exteriores están también en buen estado de conservación. Lo que llama la atención es la obra de ingeniería que refuerza la estructura: unos contrafuertes de sillares que le dan estabilidad sobre todo en su parte posterior. En su interior se aprecia un murete de piedra circular que debía de acoger un malacate. Vimos también el agujero del respiradero. En sus inmediaciones vimos las ruinas de otras construcciones más humildes, como casetas. El conjunto de estas dos minas resulta espectacular, tanto por su estado de conservación, su ubicación, como por su situación medianamente alejada del núcleo habitado. No puedo dejar de pensar en los hombres que idearon y construyeron estas minas en una época en la que los medios de transporte eran bastante lentos y pesados.
Recuperamos las bicis y decidimos regresar. Desanduvimos el camino hasta coger otro camino a la izquierda, a la altura de la mina San Emilio. Volvimos por una senda más estrecha pero desde la que pudimos observar la Santa Teresa y las numerosas construcciones tradicionales de piedra para el ganado. El último tramo fue el más duro y tuvimos que recorrerlo andando.
Nos hemos quedado con unas imágenes preciosas, imborrableshttps://picasaweb.google.com/104300142265296984346/ExcursionALasMinasSanEmilioLaFuerzaYLaMalaNoche?authuser=0&feat=directlink.
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